- Pocas habilidades sociales para establecer relación con niños y/o adultos.
- Problemas para comprender sentimientos e intenciones de las otras personas.
- Dificultad para entablar una conversación y mantenerla.
- Se altera fácilmente ante un cambio en las rutinas o situaciones cotidianas.
- Su lenguaje es literal así como su comprensión. No comprende chistes, sarcasmos, ni ironías.
- Parece ser muy sensible a sonidos fuertes, colores, olores; es decir, a sensaciones en general.
- Su interés se limita a pocas cosas y aquellas que le gustan parecen obsesionarle.
- Puede ser físicamente torpe.
- No tiene amigos.
Un niño o adulto con Asperger tiene un pensamiento lógico, concreto e hiperrealista. Su problemática no es evidente a la vista, ésta se manifiesta en el comportamiento social, lo que provoca conflictos para sí mismo y su familia con el entorno.
Generalmente el diagnóstico lo realizan paidopsiquiatras, quienes son psiquiatras especializados en niños; el paidopsiquiatra llevará una parte del tratamiento y la otra deberá estar a cargo de una terapeuta de lenguaje quien le ayudará con las habilidades lingüísticas.
En cuanto al tratamiento, cabe resaltar que no hay cura, sin embargo, una adecuada identificación; una atención temprana y un buen ambiente familiar y escolar permitirán un mejor ajuste social, personal, lingüístico y emocional en la vida adulta.